Tardes en Montreuil

Comenzamos nuestra experiencia por las orillas del Sena en la Bastilla, con mucha vergüenza y tartamudeos intentábamos comunicarnos los unos con los otros con el ultimo recurso de las señas. Después de un largo paseo y de mucho pensar para decidirnos a hablar, acabamos en el Mcdonald's donde siempre cenamos en Madrid. Nos soltamos tanto que el “puerta” del Mcdonald's tuvo que venir a llamarnos la atención por nuestros gritos. Poco a poco nos acostumbramos a sus acentos y a sus expresiones, tanto que en la merienda de bienvenida nos soltamos dejando atrás nuestras preocupaciones y dificultades para comunicarnos. Y ese parque ya tan visto por nosotros donde surgieron conversaciones tan cálidas y personales que incluso nosotros mismos nos sorprendimos de lo que estábamos empezando a crear. Tanto cariño le cogimos a ese parque, que lo bautizamos “topo/ L/ arquitecto”. Otra cosa que nos llamo la atención fue esa manía que tienen de colarse en el bus, en el metro e incluso hasta en los parques. Y a veces surgían escapadas por parte de los españoles para ir al “supermarché” y engullir todo lo que se pasase por nuestros ojos. Y otro tema es el de la orientación, como no nos vamos a perder si ni siquiera nuestras propias francesas se orientan en su barrio? Y después de estos buenos ratos, venia lo “peor”: la vuelta a casa con nuestras correspondants donde volvía a nacer nuestra vergüenza y la obligación de sacar un tema de conversación para evitar los silencios incómodos. Pero a pesar de ello nos llevamos una buena experiencia y cuando escuchemos la palabra “Montreuil” habrá una sonrisa asegurada en nuestras caras. Belén Lopez y Leane Macachor